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martes, 12 de marzo de 2013

Ave Fénix

Que soy periodista en paro, por desgracia, no es noticia en este país. Me hubiera gustado inaugurar este blog con una entrada alegre y optimista. Pero lo cierto es que me veo y no puedo evitar sentirme como Virginia Woolf mientras escribía "La Mancha en la Pared", pasando horas mirando qué oscuros secretos esconden los azulejos de la cocina o las formas que hace el gotelé. Que el mundo está en crisis... pues menuda novedad. ¿Crisis de qué? Porque nos hundimos en miseria, pero no sólo económica, también tenemos aturdida la moral, el pensamiento anda cojo y la acción está de baja por enfermedad. La rebeldía fue siempre signo de salud.
Y todas estas afirmaciones las hago desde mi más humilde opinión, sin ánimo de ofender, puesto que la libertad de expresión, si no en la mayoría de los medios de comunicación, sigue siendo un derecho al que me acojo, al menos en este blog.
No creo que seamos la generación perdida, dicho que ya se ha vuelto una cancioncilla popular, un "pseudoeufemismo" que sugiere un "lo siento, no hay nada que hacer con vosotros". Somos una generación que se siente perdida, que no es lo mismo, puesto que el camino que comenzamos a andar ha pasado de ser recto y plano a convertirse en sinuoso y cuesta arriba, lleno de intersecciones en las que elegir constantemente si ir a derecha o a izquierda, y con esto no me refiero a los tintes políticos, que ya está bien de este bipartidismo que no hace otra cosa que perfilarnos, más si cabe, como España Cañí. No hay que perder nuestra identidad, que "Viva España", pero dejemos de ser borregos. Miremos a nuestra Historia, pero no para continuar dividiéndonos en "rojos" o "azules". Oiga usted, que yo no llevo ningún casco en mi cabeza, que tengo mi memoria vivida y la que me han dado mis padres y abuelos. Pero hay que aprender de ella en lugar de empuñar espadas.
Nos prometieron un Estado de Bienestar. Pues lo siento, te vendieron gato por liebre. La gente se suicida por los desahucios, los abuelos no pueden pasar sus últimos años sin preocupaciones, la clase política está corrompida, los niños pierden calidad en su Educación, la Salud y la Justicia se estratifican, el desempleo alcanza cotas atroces, .... Caos. Silencio. En fin, qué te voy a contar que no sepas. Parece que tenemos que crecer, evolucionar, quemarmos y volver a surgir de nuestras cenizas.
Reflexión. Y, por favor, un poco de aire fresco que llene nuestros pulmones, que nos ahogamos, que esta espiral de problemas sin luz al final del camino se ha convertido en el humo negro del tabaco que fuma nuestra sociedad.
Por cierto, bienvenidos. Y para levantar un poco el ánimo, recordaré las palabras que oí hace poco en el cercanías de Tarrasa a Barcelona en boca de un rockero con unas cuantas copas de más: "Esta vida es una puta, pero ha sido el dinero que mejor he gastado".

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