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sábado, 23 de marzo de 2013

#SinPeriodismoNOhayDemocracia

Hace unas pocas semanas salían los datos de una encuesta de población (del Centro de Investigaciones Sociológicas, CIS), en los que se reflejaba que las profesiones peor valoradas actualmente por los españoles son la de Juez y la de Periodista. Curiosamente en esa encuesta no se preguntaba acerca de los políticos. Desde mi más humilde opinión, tal y como están las cosas, si este gremio hubiera estado entre las opciones a puntuar, apuesto bien alto a que sus números rojos habrían batido récords. Pero fijémonos en cómo está el país. Los tres principales poderes sobre los que se asienta nuestro Estado son el Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo y el Poder Judicial. A ello le sumamos que, como España "democrática" en la que vivimos, y tal y como dice nuestra Carta Magna, la Información es un derecho fundamental. Y tanto es así que los medios de comunicación están considerados el Cuarto Poder. ¿Por qué? Porque influyen directamente en la opinión pública y mueven masas, pudiendo incluso derrocar a un Gobierno o hacer que cierta persona se ocupe de él.
Bueno, sí, también dice la Constitución que es un derecho fundamental el tener una vivienda digna o un trabajo, pero nos saldríamos de la cuestión. Lo que trato de exponer es que la cúpula del poder de nuestro Estado es un tejado en ruinas y, además, está mal valorada por la población, ese grupo al que se deben pero al que tratan cada vez más como masa en lugar de individuos únicos e irrepetibles. Y lanzo una pregunta: si debido a la crisis recortan en Justicia, en Información, en Educación, en Sanidad... ¿dónde están los recortes por y para esos políticos que ni existen en las encuestas? Que me llamen alarmista, pero dados estos acontecimientos no me queda otra que sentir que vivo en un país que es cada vez menos democrático.
Y ahora me centro en lo que a mi profesión se refiere, aún sabiendo que lo que nos sucede a los periodistas no es, ni mucho menos, aislado. Tristemente hemos estado asistiendo en los últimos meses a muchos despidos, ERE´s, cierres de medios, en todas y cada una de las provincias españolas. Algunos de estos casos han dado mucho de qué hablar, puesto que se trataba de empresas informativas consolidadas y de gran prestigio a nivel nacional. Estos llaman más la atención, tanto por lo anteriormente expuesto, como por el volumen de trabajadores afectados que, lógicamente, era mucho mayor. Pero no podemos olvidar el periodismo local, ése que de verdad curte a un profesional, tanto por las horas echadas como porque no hay tanta división de trabajo. Puedes haber tocado las direferentes áreas del periodismo (radio, prensa, televisión, web, redes sociales) en un sólo día, aunque la jornada pueda alargarse hasta, a veces, más de doce horas, especializarte en secciones diferentes a ritmo de café y tabaco, cobrando mucho menos y teniendo una audiencia mucho menor. Lo bueno es que en medio de tanto estrés, tanta ansiedad y tan pocas palmadas, la recompensa personal es enorme, al menos para los que estamos aquí por verdadera vocación, puesto que te das cuenta de lo que puedes ser capaz de hacer. Y, por supuesto, por esos lazos que haces con tus compañeros, tanto los de tu medio como los de la competencia, debido a esa cercanía, a la rutina de coincidir siempre en la misma cafetería para tu desayuno, de estar siempre juntos en todo lo que pasa en la ciudad en cuestión, por compartir apuntes de las ruedas de prensa, encontrarlos en un bar, en un supermercado o, incluso, ser compañeros de piso. 
Deberían ser los propios ciudadanos, esos que no quieren dejar de estar informados, los que abran los ojos, no sólo con lo que les está pasando a los grandes grupos de comunicación, sino también con lo que ocurre en las ciudades y pueblos de nuestro país. Es una sangría. Los periodistas se van a la calle con la pena que puede sentir cualquier profesional de cualquier rama cuando es despedido. Pero si se cierra un medio, no sólo se pierden ilusiones, ganas, esfuerzo y trabajo. No sólo se pierden grandes profesionales que quizás tarden tiempo en volver a ejercer en lo que realmente les gusta y en lo que realmente merecen tras haber estudiado cinco años, obtenido masters e idiomas, o trabajado gratis en prácticas desde los 18 años para engrosar el currículum. Abran sus oídos, agudícenlos, porque están muriendo voces, porque el sonido de la objetividad y de la verdad está siendo callado. Muchos dirán que los medios de comunicación sirven a intereses empresariales. Bien, pues entonces dejemos que mueran. De este modo, en lugar de tener la oportunidad de contrastar los diferentes intereses y hacernos nuestra propia idea, estaremos acercándonos más a la propaganda, aceptando como buena sólo una parte de lo que sucede a nuestro alrededor. Nos creeremos informados. Estamos permitiendo que nuestros derechos fundamentales mermen poco a poco. Hay muchos de estos derechos que son más importantes, indudablemente. Pero éste es uno de los que a mí más me toca. Sólo reflexiona: ¿cuántos periódicos, radios, televisiones y medios digitales había en tu ciudad hace cinco años? ¿Cuántos hay ahora?

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